Ácido hialurónico (AH). El AH está caracterizado por sus propiedades higroscópicas e hidrodinámicas, creando un entorno favorable para la migración celular; además, el AH, gracias a su actividad antioxidante, ejerce una función protectora frente al daño oxidativo y las enzimas proteolíticas, como la pepsina.
Queratina hidrolizada. La queratina hidrolizada forma una estructura helicoidal que, gracias a su alto contenido en cisteína, forma puentes disulfuro extremadamente firmes y capaces de unir las cadenas de aminoácidos, aportando resistencia a los ataques del ácido y la pepsina estomacal y potenciando el efecto barrera.
Gomas Tara y Xantana. Estas gomas son polisacáridos naturales capaces de aportar viscosidad a la solución y generar un marco de soporte donde las cadenas de péptidos de queratina y el ácido hialurónico quedan ancladas, favoreciendo la adhesividad a la mucosa, aumentando así la superficie de contacto y el tiempo de permanencia en las membranas de la laringe, la faringe y el esófago. En este contexto, el ácido hialurónico es extremadamente biodisponible y capaz de llevar a cabo su actividad reparadora y regeneradora del epitelio dañado.
Alginato de magnesio. Es un polisacárido aniónico, que se encuentra naturalmente presente en las algas pardas. Tras interactuar con el contenido gástrico forma un gel que flota en forma de barrera desplazando la bolsa de ácido (acid pocket) de la unión esofagogástrica e inhibe selectivamente la pepsina gracias al alto contenido en ácido manurónico.